martes, 13 de julio de 2010

Día 4: Stavanger

Otro día que amanece muy pero que muy feo, con lluvia y esta vez sin visos de mejorar. Llegamos a Stavanger, la capital Noruega del petróleo del Mar del Norte. Coincidimos con el Gran Slam de Voley Playa, uno de los eventos más importantes de este deporte, por lo que la ciudad estaba muy animada pese al mal tiempo.

La principal atracción de Stavanger es el Preikestolen, la famosa roca del púlpito. Para ir hasta allí, se suelen ofrecer dos alternativas: verlo desde el fiordo en barco, o subir a la roca. El tiempo disponible hasta que zarpa el crucero no te deja prácticamente más opción que verlo desde abajo, porque llegar hasta arriba de la roca lleva unas 8 horas entre coger el ferry, llegar hasta el aparcamiento en bus/coche, una caminata de un par de horas, y vuelta a Stavanger.

En la oficina de turismo tienen muchísima información de esta y otras rutas, y te ofrecen excursiones a un precio que ronda la mitad de lo que te cuesta en el barco. Nosotros hicimos con Edu y Ana la excursión en barco por el Lysefjorden (el fiordo de la luz), hasta el púlpito, y que Turismo te ofrece a la salida del barco (no hace falta ni ir a la oficina) por la mitad de precio que la misma que nos ofrecía MSC.

En el tiempo hasta la excursión al fiordo, dimos una vuelta por Stavanger. Es una bonita ciudad con pequeñas casas de madera que tienen su principal exponente en el barrio viejo, donde los habitantes de estas casas las cuidan con dedicación y llenan las fachadas y los jardines de flores.

Es una pena que hiciera tan mal tiempo, porque la vista del fiordo es preciosa. Nuestro barco tenía una cubierta exterior y otra cerrada y climatizada, pero no hemos ido a Noruega a ver los fiordos tras un cristal, así que nos quedamos en el exterior pese a la lluvia, el frío y el viento. Conseguimos colocar unas sillas en la parte trasera del barco, más o menos protegidos de la lluvia. El barco se adentra en el fiordo hasta el púlpito, una impresionante roca plana situada a 600m de altura desde la que se debe contemplar una espectacular vista del fiordo y los alrededores, aunque la lluvia y las nubes bajas no creo que dejaran ver mucho. El barco sigue un poco más hacia el interior del fiordo, donde hay una cascada, y vuelve a Stavanger.

La ciudad tiene un lago interior y una pequeña catedral. La residencia de verano de los Reyes es más parecida a una gran casa de campo que a un palacio, pero el interior barroco merece una rápida visita. El museo del petróleo es otro de los puntos de interés de la ciudad, aunque nosotros no lo vimos.

Siguiente parada, Bergen, y el Bryggen, patrimonio de la Humanidad.

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